martes, 2 de diciembre de 2008

Tintaya

Cansada de vagar sin rumbo ni objetivos claros, Tintaya se detiene.
Se sienta.
Posa sus manos sobre su pecho.
Cierra sus ojos.
Lentamente va experimentando el encantador y placentero momento de escucharse a sí misma. Se conecta. Se encuentra. Esboza una sonrisa. Se siente a gusto, liviana, en paz.
A pesar de sus ojos cerrados, empieza a ver su mundo como nunca antes.
Siente ganas en la misma proporción que siente miedo.
Sabe que a partir de este momento, ya nada va a ser como era.
Eso la moviliza y acepta el desafío.






1 comentario:

Vero dijo...

El texto que acompaña a Tintaya es subversivo, radical y emocionante! Como sabemos, la obra habla del artista, por eso quiero decirte, Julieta, que admiro tu aguda sensibilidad y profundo crecimiento.